Yo tambien

abril 18, 2010

¿ Me busqué un guardaespaldas afectivo?

¡Hola! Soy yo, Belkis, la autora del blog. A mí me encanta cuando me escriben. El tema de la Violencia Doméstica despierta casi siempre comentarios internos, algunos públicos, de apoyo, de posición contraria, defensiva y hasta desconfiadas. Chévere, todo me enriquece. Esas ideas generan otros posts.

Me gustaría pensar que nadie -por lo menos serio y responsable- se atrevería a culpar a la propia mujer de ser la causante de la Violencia Doméstica y mucho menos aquella que defienda su derecho a SER.

La gasolina aquí es muy cara. Mudada a mi nueva casa, después de haber cumplido con el papeleo correspondiente, vi que las distancias eran más largas: los colegios, mi centro de estudio, el hospital. Así que bienvenido otro integrante a mí ya estresada vida: las millas.



Cuentakilómetros para…

No. Es que esto se cuenta y no se cree. Les puedo asegurar o ¿a estas alturas a Ustedes les queda alguna duda que yo era una mujer tranquila y sumisa? ¿ Que yo no sabía que existía un aparatico en los tableros de los carros con numeritos? Un buen día y no me pregunten cómo, mis ojos detectaron que esos dígitos estaban todos en cero y así varias veces. Me pareció entonces que yo los veía a veces con números diferentes y después estaban en cero.

Recuerdo que hice una pregunta ingenua en el hospital “chicas ¿ustedes me pueden decir para qué sirven los números que están en el tablero?” Mariela, una de mis jefas, giró la silla, soltó los papeles y me dijo “sirve para medir las millas del carro y ver cuánto se gasta en gasolina. También, en tu caso, para controlar tus movimientos”.

Yo no sé explicarles que sentí. La humillación, la ofensa, la tristeza, la rabia…la incredulidad se mezcló. Cuando llegué al carro, abrí el compartimiento y busqué el manual de instrucciones: “Odómetro, contador de kilometraje del vehículo y que puede usarse para saber la distancia total recorrida desde la última puesta a cero”.

Entonces, empecé a fijarme en la regularidad de los cambios. Triste fue darme cuenta que en las noches yo dejaba el carro con muchos numeritos y en la mañana estaban todos en cero. Creí que iba a enloquecer. Pero ¿por qué? Si El me dijo que “iba a cambiar”, “que lo perdonara porque sabía que tenía un pequeñito problema de celos y serían superables si yo le ayudaba”...¿Entonces en qué estaba fallando para que El recayera como un alcohólico anónimo?.

No le bastaba con saber que era la ruta, no mi rutina la diferente. Eso me alteraba los nervios, el no poderlo enfrentar, me faltaban “ovarios” para cantarle -ya no mi sentir- sino mi frustración. Estaba realmente triste, veía como se escapaba la posibilidad de hacer una vida nor-mal como todo el mundo. Ese ejercicio, el de chequear el odὸmetro de mi carro, lo hice muchas veces. Me molestaba hacerlo, me parecía absurdo vivir así. A la vez necesitaba asegurarme de que no habían ceritos en las noches…yo misma me negaba mi propia realidad.

Surgió la idea de hacerle el juego. Ponerle yo misma a mi carro las millas en cero. De esta manera, enviarle a El un mensaje, “ya lo sé”; también era una demostración de mi poca estima. Tan poca era mi autoestima que cuando decidí poner el odómetro en cero, fue una tarde y estaba con mis hijos. Me temblaba todo el cuerpo. Tenía rabia, nervios y miedo porque no sabía como hablarle y recurría a un método que no me gustaba. Ya que no me atrevía, entonces mi hija, apretὸ el botὸn. Mi hijo dijo " y ya deja de llorar mami".

Negrura

Yo quiero tocar muchos aspectos porque esto es un proceso interno. Por favor, imagínense, sientan, internalicen que esto no es una cosa de hoy y mañana veremos. No, esos son detalles diarios. Todas las personas tenemos “un lado oscuro”, allí depositamos las cosas negativas, malos deseos; esos sentimientos nos dan vergüenza y por eso lo ocultamos. Ah pero qué rico cuando los vemos clarito en los demás y entonces cuando actuamos con el lado oscuro decimos “lo siento”, “no sé que me pasó”.

¿Por qué no nos empezamos a revisar desde adentro, confrontarnos, vernos en un espejo y sacar eso oscuro, esa sombra, esa negrura? Yo lo hice, empecé como una loca a leer cuanto libro encontraba en la biblioteca para entender que estaba pasando en mí. Por qué de mis nervios, de mi estrés, qué estaba haciendo mal.

¿Saben que pasa cuando no reconocemos nuestro lado negro? Se convierte como parte de nuestra actitud, vamos por allí echando la culpa a los demás, destruyéndonos y lo más triste destruyendo a los demás. El era así, su “no sé qué”, esa actitud de “aquí no pasa nada”, “dije cosas que no debía pero ya” lo fueron llenando de basura, rabia, abusos. Yo creo que eso venía de años, hasta llegarlo a dominar porque después tuvo un proceder tan poco caballeroso…

La idea es que nos enfrentemos a nosotros mismos, aceptemos que tenemos una falla y busquemos ayuda y sanación. No darnos por vencido. También debemos tener un lado positivo por allí…alguito pues: un poquito de alegría, un poquito de amor o un poquito de algo; pero, si lo rechazamos zass se va para la basura, para el lado negro. La idea es poder balancear y poner la mejor disposición de aceptar.

Al no conocernos estamos perdiendo la oportunidad de crecer y el viaje se nos hace angustioso.



Desvalorizadísima

Reconozco que me encontraba muy desestimada; en mis clases y trabajo me decían que era buena pero yo esperaba la aprobación de Él y eso nunca llegaba. ¿Será que creía no poder caminar sola? Había mucha manipulación de su parte y yo empecé a callar, así evitaríamos peleas. El apoyo era condicionado…”si me vas a chantajear mejor no te pido nada”, pensaba yo.

Pero los detalles seguían: “tu no eras así, te están cambiando tus amigas”, “te crees muy inteligente porque trabajas en un hospital”, “te sientes bonita porque estás en un ambiente de doctores y enfermeras”…sus juegos psicológicos eran patéticos porque cuando lo enfrenté y le reclamé lo del cuentakilómetros; por supuesto que tuvo la osadía de negarlo al decirme que “ el odómetro se cambiaba solo”…es que hasta me hacía sentir idiota. Cuando le dije que había un manual y que El estaba haciendo que yo me transformara, me tildó de loca”. Facilito. Pobre hombre, El se estaba “garantizando" su seguridad. Se le olvidó que todos tenemos derecho a tener una vida plena.

Incapaz, hasta el día de hoy, reconocer alguna falla. Si hoy dijera algo, seguramente está basado en la historia que El ha creado para decirle al mundo las razones por las que me quise divorciar y esa, les aseguro, no es precisamente la Violencia Doméstica.

Lo que sí puedo decirles es que con violencia no hay vida, sin violencia tenemos toda una vida por delante.

Nos seguimos leyendo en la red.

2 comentarios :

  1. Mucha gente asocia la violencia doméstica con golpes, con ojos morados, pero ... y todo esto que nos cuentas, no es aún un mayor abuso? no duelen más esos golpes certeros al corazón y a la estima? y que encima vengan de tu compañero, de aquel en el que confiabas con los ojos cerrados?

    Es muy fuerte leerlo.

    Un abrazo!

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  2. Asi como el "moreton" va cambiando de color, morado, amarillo hasta que se pierde; el golpe fisico tiene sus colores,te viene dolor por la accion, te ves en el espejo, te da ira, lo puedes tapar hasta que pasa. El golpe emocional, es un golpe bajo a la autoestima,no hay nada que tapar porque no se ve. Poco a poco te consume y el efecto es como una metastasis, se riega por todo tu ser. Un abrazo primita.

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