Yo tambien

marzo 21, 2010

Cuarentona o te llega el crecimiento tarde

¡Hola! Soy yo, Belkis, la autora del Blog. Pensando bien sobre mis últimas líneas del post anterior creo haberme equivocado al decir que no sabía la razón de mi entrada súbita al hospital porque recuerdo ahora perfectamente la anécdota.

Ese hospital es grande, bello y con una magia difícil para mí describirlo. Entré por la puerta principal y un guardia bastante robusto me preguntó a donde iba, yo le expliqué que solo iría al Departamento de Reclutamiento para buscar una información.

Así que al frente de Helen,la recepcionista y con mi básico inglés pregunté cuanto tiempo debía esperar a que me llamaran. Ella me invitó a que entrara a la Sala de Conferencias porque en ese momento había un entrenamiento y a lo mejor yo estaba en ese grupo. Acto seguido llegué a la mesa redonda y me senté a escuchar la charla.

Inmediatamente, la que luego sería mi jefa y muy cercana amiga instó a alguien que fuera el primero en presentarse. Adivinen ¿quién fue la primera? Sí, yo y no porque supiera mucho sino todo lo contrario, estaba nerviosa y quería salir de eso ya. Me presenté y así fui escuchando a los demás. Todos ellos estaban ligados al medio; es decir, habían trabajado en hospitales, otros estudiaban y querían posicionarse, otros buscaban trabajo.

Mi orientadora me vió, buscó mi ficha y al no encontrarla me preguntó cuando había colocado mi aplicación a lo que respondí “ el mes pasado”.
-¿Y qué la hace suponer a usted de estar acá. Está supuesta a ser llamada en cuatro/seis meses. Tiene mucha gente por delante. Por que entró?

Traté de explicarle que yo tampoco entendía, que solo había preguntado cuando aproximadamente me llamarían y que Helen, me invitó a entrar a esa sala para preguntarles a ellas directamente. Me estaba muriendo de la pena, pues las 20 personas estaban mirándome.

-Creo que no es su turno ahora quédese hasta el final. ¿Qué sabes hacer porque no dijiste en que área deseas aplicar. Acaso estudiaste?
-Si claro, soy periodista.
-¿Y qué haces aquí?
-Pues aprender. No lo mencioné antes porque a mí me dijeron que en este país las profesiones no servían para nada, daba lo mismo ser esto o aquello que igual “tenía que pagar mi piso de inmigrante”.
-Error niña. Entonces te pondremos en el Front Desk algo así como Relaciones Públicas...

La orientadora firmemente preguntó al conglomerado si creían que con mi inglés me defendería y todos apostaron por mí. Tal vez sintieron pena ajena.
En ese momento no sabía si retirarme hasta que me llamaran en seis meses, pero todo el mundo me vería salir o quedarme hasta el final y bueno ya el papelón estaba hecho.

Terminada la sesión quien sería mi jefa inmediata me dijo,"contamos las aplicaciones y faltó alguien a esta orientación así quédate de una vez, pasa a probarte el uniforme y a tomarte la foto para tu identificación.
¿Ah pero ya? repliqué. Sí y empiezas la próxima semana, sentenció. Bingo!!! Estoy en el Hospital pero no tuve tiempo de asimilarlo, era mi primer pasito.

La semana siguiente me notificaron que como era una de las más jóvenes habían abierto una nueva posición especialmente para mi “newspaper girl”; es decir, me encargaría de llevar todas las mañanas el diario a cada paciente de todo el hospital y luego entraría al front desk para “lo que fuera”: atender los teléfonos, guiar a los usuarios, llevar flores, asistir a los impedidos en sillas de ruedas, etc.

Que emoción, vería mucha gente y aunado a mis clases estaba aprendiendo mucho. Eran intensas mis mañanas. Después de las 3:00 p.m. seria mamá: llevar a mis hijos a los entrenamientos, preparar la comida, ir al super por si faltaba algo (pues el mercado grande lo hacia El), recoger a mis hijos, ordenar la casa y cuando me daba cuenta eran las 11 de la noche otra vez.

Una mala indicación de Helen y el caerle bien a mis futuras jefas me puso rapidito en movimiento. No fue fácil: anotaba todo en un librito y estudiaba términos jamás imaginados por mí pues aparte de no saber el idioma bien tampoco tenía relación con el ambiente de salud. Recuerdo una vez que alguien se me acercó y preguntó donde quedaba “labor and delivery”. ¿Qué? Dije, lo siento no le entiendo pero luego aprendí que era la Sala de Partos. Uff y así me la pasaba.
La ventaja es que no tenía pena en preguntarle a cualquiera: llámese enfermera, asistente, civiles y hasta los mismos doctores. El discurso siempre era el mismo: disculpe ¿cómo se dice?...

Mi amiga Jhavi

Caminaba por los pasillos y una chica joven (que ya me había visto con frecuencia) se me acercó y me dijo “¡Hola, yo fui voluntaria como tú y ahora trabajo aquí. ¿Quieres esta tarde tomarte un café conmigo?” No, lo siento, tengo una familia que atender, gracias; intercambiamos teléfonos.

Y así poco a poco fui conociendo gente diversa y se unían a mi otro círculo de amistades; además de mis compañeros de clases. Entonces aparecieron en escena: Mariela, Cindy, Lorena, Luisadela, Eugenia, Christine y por supuesto la misma Jhavi. Además de mis jefas inmediatas, otras eran empleadas en diferentes departamentos, la única voluntaria era yo.

El departamento de voluntarios era alegre. Todas iban allí hacer terapia y contaban sus vicisitudes, alegrías, tristezas. Celebraban cumpleaños, se organizaban fiestas y salidas. Todo era combinado con o sin hijos, con esposos, parejas y/o solas. Por cortesía, me invitaban y yo siempre decía que no. Hasta que una vez les comenté a mis jefas que mi esposo era un poco celoso y que no era prudente porque no las conocía.

Mariela rápido organizó un barbecue con la única finalidad de que El las tratara a todas y a sus esposos porque “tal vez la razón de sus celos Belkis, es que se siente que no lo has integrado a tu nuevo círculo. Entiende en Venezuela El llevaba la batuta pero aquí no sabe con quién andas. De esta forma le das apertura a tu círculo, niña”.

Ok, no era descabellada la idea pero ¿por qué siempre El tenía que estar en mi círculo para sentirse bien? Todo es normal si las parejas son normales pero El cuando llegaba a un sitio “arropaba con su simpatía, era como un detector y se adueñaba de la situación hasta dejarme a un lado”.


Ejercicios Mentales

Fui a un gym por muchísimos años de manera consecutiva y créanme que yo jamás hablé con nadie a no ser con mi amiga Ysbelia e intercambiar frases cortísimas con los profesores. Siempre El me preguntaba si hablaba con alguien o si algún hombre me miraba interesadamente.

La verdad es que no –le decía- hay mujeres altísimas, con cuerpos muy lindos, otras muy bien reconstruídas (y eso que no había el furor de ahora, donde todas salen con el mismo serial y modelo). Había variedad; sin embargo, ¿quién se iba a fijar en mi tan pequeña, menuda y asociable? Tranquilo, no hay nada que temer. Decía para calmarlo pero, tampoco recibía de vuelta ni un ni siquiera "tú eres bonita por lo menos para mí”.

Un día quiso conocer a mi amiga Ysbelia, esa de quien siempre hablaba y entonces una mañana ella esperó en la entrada del gym y conoció a mi linda familia. Hoy, ella recuerda ese pasaje con cierto sabor amargo “Belkis, la verdad es que era muy raro pero acepté porque parecía nice; no obstante, recuerdo lo nerviosa que te ponías cuando eran más de las nueve de la mañana y por alguna razón todavía estábamos esperando el carro y ese teléfono celular sonaba…ay amiga nunca te dije nada”.

Ahora te digo amiga “No importa Ysbelia, sé que me lees ahora y, tarde pero aprendí”.

El paso siguiente fue cuando El quiso entrar a mi gym y tomar clases de spinning. Amablemente le presenté a mis profesores y compañeras y entonces tan simpático se hizo amigo de todos. A partir de allí, había perdido mi pedacito de espacio propio y tampoco tenía nombre era “Belkis la esposa de El…igual que en el colegio” y pobre de mí si alguno se sonreía conmigo.

Una vez un jovencito en medio de la clase sabatina me preguntó cuánto tiempo previo había empezado la clase y si habría una segunda hora…pero El estaba en las trotadoras viéndome a través de las ventanas y contesté brevemente a sabiendas que me llamarían la atención: “es una falta de respeto que le dirijas la palabra a un hombre estando yo acá. Si eso lo haces conmigo al frente me imagino cuando no estoy”. Discutimos y me quise ir. No entendió que no era mi culpa que me hablaran.

Esas imágenes me vinieron cuando todas planifican el barbecue, seguramente mi felicidad de ser yo se iría al diablo cuando ellas conocieran a mi encantador esposito. Llevaría una bandeja de comida como cortesía, se encargaría de ayudar a cocinar, jugaría con todos los niños allí presentes y sería tan cortés con mis amigas y entonces NADIE entendería que El conmigo era diferente. NADIE entendería por qué me sentía tan frustrada.

Por supuesto El cuando fue invitado me dijo irónicamente “caramba que rápido te has posicionado en tu centro de trabajo que hasta tus jefas te han invitado a sus casas”. Fuimos y se portó muy caballero, a la altura de las circunstancias pero no cuadró con mis nuevas amigas “simpáticas pero llevan una vida desordenada, eso de estudiar, trabajar y atender la familia…algo deben descuidar” sentenció entonces.

Al final de la reunión, nos despidió Tito, esposo de Mariela y le dijo a El “cuando ellas se reunan, vente a la casa, que nos juntamos nosotros los hombres y todos las pasamos bien”.

Eso sonó bonito, utópico pero ¿quién sabe verdad? A lo mejor cambiaba de mentalidad y hasta su forma de ser.

Ahhh y no me digan ahora que El seguía enamoradísimo de mí porque esa etapa va cambiando con los años. Tampoco me digan que era pasión donde ese deseo de “tenerte siempre conmigo” se convertiría en una necesidad absoluta e imperiosa que se alimenta con la presencia del “objeto” amado.

Con la satisfacción de los años -creo- la pareja de enamorados se deberían de ir volviendo más sujetos a la realidad. Esta se impone y aunque no todo luzca espléndido ni el mundo es ya aquel ensueño, puede aparecer la segunda etapa de la pasión, ese amor maduro donde se aprende a compartir y a crecer con constancia, estabilidad, una sensación de seguridad a pesar de la vida cotidiana.

Pero ¿por qué a mí todo me costaba tanto? ¿Por qué me sentía siempre tan asustadiza? Todo era normal para todo el mundo menos a mí. Todo era un problema, un susto y SIEMPRE los momentos de alegría que tenía eran seguidos de un disgusto porque a El todo le parecía mal.

Estaba creciendo por dentro y no lo podía contener. Veía todo diferente y se escapaba de mis manos. ¿Era la edad, los cuarenta o estaba creciendo tarde? Ay ya no solo me sentía aislada, intimidada sino Minimizada.

Nos seguimos leyendo en la red.

4 comentarios :

  1. me alegra saber que alguien se toma un poco mas en serio la vida como tal pero que sbretodo difunda lo que no es normal y no tenemos que aceptar bajo ningun cocepto, pues nada deve deteriorarnos como seres humanos, pero desde pequenos se nos ensena a ser pequenos dioses egoistas, dale un muneca a una nina y al segundo dia le quita una pierna lo mismo un nino, el problema principal es internalizar que cada quien tiene un espacio y devemos respetarlo desde que somos pequenitos,te escribire mas desde el punto de vista antropologico sobre las conductas que llevan a la violencia, saludos maria corina

    ResponderEliminar
  2. Saludos para ti tambien M.C. Esto -creo- se va a poner muy interesante porque hay puntos para reflexionar... sin olvidar los valores, "es tiempo de cambiar" muchas cosas. Bienvenidas las opiniones y conocimientos.

    ResponderEliminar
  3. Me llamó la atención esa parte donde cuentas que tu amiga notó "algo raro" en tu ponerte ansiosa cuando llegaba tal hora a la salida...porque hay acciones que llevan implícita el miedo y que no nos damos cuenta son producto de la violencia que estamos viviendo y la tomamos como normales...no sé cuando uno puede abrir los ojos. Yo no viví lo que tú viviste pero siento que vivo el resultado de la violencia de mis padres. En muchas de mis acciones de manera conciente o inconciente creo sacar esa violencia. Se me dificulta explicarlo en público.

    ResponderEliminar
  4. Si Vico, eso "raro" lo ven afuera las personas menos una. Pero la victima ( y no me gusta mucho ese nombre) pasa por varias etapas: resignacion, ambivalencia, necesidad de ayuda y ansias de vivir diferente hasta que zass abre los ojos como dices tu (despues contare con mas detalles). Lastima que lo viste en tu hogar Vico, entiendo perfectamente. Yo hubiera dado mil cosas porque mis hijos no lo vivieran tampoco pero no puedo detener el tiempo. Ahora, hemos reorganizado nuestras vidas y yo les voy guiando con todo lo que aprendido. Ojala les sirva a ellos y a todos los que me leen, como a ti Vico.

    ResponderEliminar

Los blogs son para opinar y sentirnos libres. Para lograr una buena dinámica agradezco hacer comentarios apropiados, ajustados a la temática; de lo contrario, NO serán publicados.