Yo tambien

mayo 27, 2010

¿Y qué dicen los hombres? (3/4)

Segunda y última parte de la CARTA NUMERO 2.

Otro problema eran sus celos. Iban aumentando a medida que pasaba el tiempo. No se me permitía que yo fuera solo a ningún lugar, ¿por qué? Porque habían mujeres. No solamente habían mujeres a donde yo anhelara ir (léase: supermercado, gasolinera, farmacia, etc.…), sino que estas mujeres, fieras en busca de una inocente presa como yo, estaban con la barriga afuera.

Si, leyeron correctamente. Estamos hablando de esta bella época en que vivimos, donde las mujeres decidieron que era la última moda enseñar sus barriguitas (moda de la cual nunca me he quejado), y por supuesto, yo no tendría el auto control de mirar un ombligo y contenerme hasta que la hubiese hecho mía, o por lo menos eso es lo que pienso que ella creía.

Tuve que empezar a esconder o botar los recibos del supermercado, farmacia o cualquier lugar al que hubiera osado visitar sin su presencia. También empecé a dar una larga vuelta después del trabajo con la excusa de fumarme un buen tabaco por tal de no llegar a casa tan rápido y disfrutar unos minutos más de libertad sin su vigilancia.

Cuando salíamos juntos teníamos que estar agarrados de mano, para que las fieras callejeras supieran que yo era de ella, en fin, a los 50 años me encontré viviendo una etapa similar a si fuera un bebé, o peor, un anciano que no podía valerse por si mismo para hacer lo que es totalmente normal en una vida cotidiana.

Esto de los celos es mejor ilustrado con esta anécdota verídica. Tengo una amiga C, cuyos padres han sido amigos de mis padres desde antes que yo naciera. Esta amiga y su hermana han sido amigas de mi hermana y mía desde la niñez. Una vez visitó nuestra ciudad y mi esposa y yo la invitamos a cenar. La llevamos a un bonito restaurante, hablamos de nuestros padres, nos reímos, en fin, una linda velada. Ella, mi amiga, estaba divorciada en ese momento y tenía un novio.

Meses después de esta agradable cena, tuvimos una reunión familiar. Vinieron primos, tíos, sobrinos, en fin el clan completo a pasarnos una semana juntos en el calor del seno familiar. OJO, esta reunión fue después de la cena con mi amiga, la cual ella conoció. Mis primos también conocen a esta amiga, ya que como mencioné, sus padres son amigos de mis padres desde antes que yo naciera. Bueno, a mi hermana se le ocurre decirle a una de mis primas que C gustaba de mi cuando éramos muchachos, no sé, más o menos 20 años atrás, mi esposa oyó esto y enfureció.

Me reclamó que como me había yo burlado de ella al invitar a mi amiga a una cena en su compañía. Mis explicaciones que 1) hasta el momento que mi hermana mencionó que C pensaba que yo le agradaba yo estaba ajeno a esa información, 2) que yo le gustaba cuando éramos muchachos, hacia una eternidad, 4) que ella tenía novio y finalmente 4) que si yo hubiera tenido planes nefastos seguramente no la habría invitado a ella para poder aprovecharme de mi amiga a solas. Nada de esto la aplacó. Me tiró un vaso de vino en la cara y por supuesto echó a perder la reunión familiar.

No faltaban insultos de su parte cuando pensaba que había mirado a alguien. Nuestras peleas, en la mayor parte, consistían en que ella se molestaba si no la estaba mirando a ella fijamente, y solamente a ella, cuando estábamos en público. Era una vida insoportable.

La colección de tarjetas bonitas de su parte, pidiéndome perdón, agradeciendo mi paciencia, diciéndome cuanto me quería, no me faltaban. Muchos árboles dieron su vida para que ella me dijera cuanto me quería y apreciaba.

Aun así, todo llegó al final cuando ella me agredió a mí, FISICAMENTE. Se molestó por celos y trató de pegarme con una bandeja de madera. Esa noche, fui a casa, recogí varias de mis pertenencias del closet y me fui a un hotel. Sinceramente, esa noche creía que iba a perder el control y no volví a mi casa hasta un año y medio después cuando finalizó el divorcio que planteé al día siguiente.

No es posible contar todos los insultos, mal ratos, sentimientos en una carta, pero créeme, SI existe la violencia de mujer hacia hombre. El problema es que yo, como muchos más, nunca se lo he contado a nadie...Hasta ahora.


Continuará...

3 comentarios :

  1. Es un hecho que existe la violencia de ambas partes, pero nunca leí un testimonio como este.

    Los admiro (a ambos) por su fortaleza para seguir adelante y volver a confiar, que es lo más importante para sanar.

    Saludos!

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  2. Por supuesto existe la violencia en ambos lados de la moneda, lo VALIENTE, es atreverse a dar el paso a contarlo, pedir ayuda, y darle puerta a todo aquel que nos haga daño

    Un saludo Belkis, gracias por tu comentario y por tu blog, me parece super interesante.

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  3. Rossy, la idea de este segmento fue precisamente darle la oportunidad a ellos para que se abrieran. Tienen corazon como nosotras. Lei unas cuantas historias y escogi las que tenian un poco de toda la Rueda de Abuso. Yo les doy las gracias por haberme apoyado con sus experiencias y entender cual es mi objetivo con este blog.
    Angie: asi es, la idea es dar un paso adelante y si con esto podemos ayudar a unos cuantos pues bienvenido sea. Carinos para ti y nos seguimos visitando.

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