Yo tambien

junio 30, 2011

Un estudio revela que las falsas creencias populares perduran en la universidad

.-Los universitarios tienden a reducir la culpabilidad de los maltratadores.
.-Una cuarta parte de los alumnos cree que no debe intervenir si un vecino pega a su mujer.
.- El aspecto más positivo del estudio es la ausencia casi total de creencias misóginas o sexistas.

El objetivo de la investigación dirigida por Victoria Ferrer, de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), era comprobar si los mitos que tiene la población en general también existen en la población universitaria, a priori, más formada, con más conocimientos y más reflexiva. Y para ello, nada mejor que comprobar la percepción que sobre violencia de género tienen los estudiantes de esa universidad.

El resultado es contundente, sí, se reproducen, tanto es así que, por ejemplo, el 47%de ellos apunta a que una de las causas de la violencia contra las mujeres es la provocación de las propias víctimas. O que la mayoría de los alumnos entienda que el abuso de alcohol, de las drogas o enfermedades mentales influyen en los maltratos contra las mujeres, como si esas causas pudieran ser eximentes de agresiones físicas, psíquicas o sexuales.

La muestra del estudio, publicado en la revista Anales de psicología, estuvo integrada por 1.395 estudiantes de la UIB, con una edad media de 23 años. La mayoría de los participantes, el 64,4%, fueron mujeres. “Este trabajo revela que, lejos de pensar que por el hecho de estar en la universidad los estudiantes se desprenden de las creencias generales de la sociedad pese a que no tienen base científicas, comprobamos que las reproducen.

Así se comprueba que hay una tendencia a desculpabilizar al agresor en los casos de violencia de género o a pensar que si una mujer soporta esta situación es porque tiene un problema psicológico serio (casi el 40%) o aquellos que pese a ser conscientes de que la única manera de activar el sistema de protección a la mujer es denunciando los malos tratos, el 38,6% dice no estar dispuesto a denunciarlo.

En esta línea, destaca que una cuarta parte de los participantes cree que no es responsabilidad suya intervenir si presencia una pelea entre sus vecinos.

Otros mitos que perduran en los estudiantes, explica Vitoria Ferrer, es, por ejemplo, la ausencia de riesgo para los hijos de los maltratadores: casi un 15% dice que los niños no se dan cuenta de que sus padres pegan a sus madres a no ser que sean testigos de la pelea.

Sin embargo, hay avances “importantes” en esta materia que muestran que “hay percepciones que están cambiando”, explica la directora del estudio.
Entre ellas, “la ausencia de creencias misóginas o sexistas”, señala Ferrer.

Así, casi el 100% de los alumnos afirman de manera tajante que hombres y mujeres son iguales, que si es el marido el que aporta el dinero en casa la mujer no tiene que estar supeditada a él o que la mujer no debe tener la comida preparada cuando el marido vuelva a casa.

“Estos puntos, aunque a muchos les sorprendan, son muy importantes, porque implican la consecuención de la igualdad de género”, señala la responsable del informe, en el que también han participado Esperanza Bosch, Carmen Ramis y Capilla Navarro, del grupo de investigación Estudios de Género de la Facultad de Psicología de la UIB.

Otro de los aspectos positivos que se desprenden del informe es que la formación en violencia de género es el instrumento más efectivo para combatir esos mitos tan extendidos y que tanto daño hacen a la lucha contra esta lacra. Según Victoria Ferrer, los alumnos que anteriormente habían tratado esta materia tenían un conocimiento mucho más amplio y ajustado a la realidad.

Este equipo de investigadoras tiene previsto continuar con el trabajo en los próximos cursos para comprobar si las nuevas hornadas de estudiantes vienen mejor formados en esta materia.

Especial interés tiene el saber si la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que sí que aborda esta problemática de manera concreta, surte los efectos deseados, que no son otros que luchar contra la violencia contra las mujeres existente actualmente y, sobre todo, prevenir estos comportamientos.

Esta asignatura, muy criticada por los sectores más conservadores, se imparte en el primer ciclo de la ESO. Profesores de Ciudadanía se muestran convencidos de que el trabajo que se realiza en clase tendrá sus efectos a tenor de los debates que se generan entre los alumnos.

Fuente: Celeste López
www.Lavanguardia.com

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