Yo tambien

marzo 09, 2010

Caminando sobre vidrios rotos

Estuve compartiendo una semana con la prima menor de mi generación y entre muchas conversaciones me hizo dos preguntas la cual contestaré una ahora. La otra queda para mi siguiente post: ¿Si llevabas una vida más o menos normal, que te hizo despertar de esta forma?

Hola, soy yo Belkis, la autora del blog. Querida primi ¿qué es vivir más o menos bien: tener una casa bonita, vivir en una zona respetable, tener los servicios básicos cubiertos? Veamos:

Ciertamente El era cabeza de familia, proveedor de los ingresos ¿ Entonces eso significaba acaso que yo no pudiera ni siquiera disponer de cómo quería tener la casa que yo mantenía arreglada y cuidaba?. Cuando, por ejemplo, yo limpiaba, abría las ventanas y cortinas para ver entrar los rayos del sol, ese encanto se iría inmediatamente que El llegara porque automáticamente pasaba por todas las ventanas y cerraba porque a EL le gustaba así. Para mí siempre estaba oscura y gris, le faltaba vida y eso ¿qué le importaba? Nada.

Si, vivía “bien” pero podía observar como mensualmente revisaba los recibos de teléfono y chequeaba cada número que entraba y si veía alguno desconocido comenzaba el interrogatorio. ¿Yo? Tan despistada siempre decía “que se yo, alguno equivocado, no sé...no seas tan obsesivo hombre”.



Si, vivía “bien” pero ¿saben ustedes cuántas veces El me llamaba al día? pues mínimo nueve veces, por supuesto que cuando yo decía “caramba, reduce las llamaditas” El alegaba que le estaba quitando el derecho de tener el contacto con nosotros, porque trabajaba mucho. Excusas señores, solo disfrazaba una inseguridad tremenda de no poder tener el control directo sobre mí con la figura de padre preocupado.

Una rutina diaria era así:
-Si salía a las 7:00 a.m. ya sobre las 8:00a.m. Quería saber si nuestra hija había quedado bien en el colegio.
-A media mañana llamaba para saber cómo me iba en clase.
-A las 2:00 p.m quería saber donde estaba porque era la hora de recoger al hijo mayor y saber cómo me fue en clase.
-45 minutos más tarde llamaba para saber de su hijo y si estaba todo bien.
-60 minutos más tarde saber si ya la hija pequeña estaba en el carro con nosotros y saber de ella.
-A media tarde saber si ya había llevado a los niños al entrenamiento.
-Dos horas después si ya había recogido a la niña de su actividad.
-Dos horas y media después si ya había recogido al grande de su entrenamiento.
-En la nochecita saber si todos estaban ya en casa.
- Al final del día llamaba para decir que ya estaba regresando a casa.

Los tiempos estaban perfectamente calculados. Inconscientemente me ponía nerviosa cuando veía un accidente en la vía, un tráfico que no fluía porque sabía que estaba fuera del horario que El manejaba. Y ¿qué pasaba entonces? Que vendría la ya concebida explicación de mi parte del por qué de la tardanza y tristemente me apoyaba en la presencia de mis hijos para verificar la veracidad de lo dicho.

Ejercicios Mentales:


Basado en su excusa de que no estaba en casa durante todo el día, me puse a pensar como era mi vida en Caracas y resultó ser muy parecida. Me dejaba en el Gym bien temprano y si a las 9:15 a.m. no estaba en casa, ya había dejado mensajes con la Señora de Limpieza o en mi celular.

- Llamaba a media mañana para saber que hacía.
-Al mediodía para notificar que estaba regresando a casa o decirme que iríamos al colegio de los niños juntos.
-A media tarde para ver si los niños estaban entrenando.
-En la tardecita saber por dónde iba. En fin, eso era el itinerario de la semana. Los fines de semana no había nada que controlar (en ese aspecto) puesto que estábamos juntos.

¿No les parece que vivir así por años es realmente agotador y estresante?
De vuelta aquí en los Estados Unidos tener el teléfono a mi lado en el carro o en la cocina era una gran molestia, era verlo a EL como una sombra bajo mi persona. El solo ring del aparatico me hacia sobresaltar.

Pobre de mí si los fines de semana, cuando buscaba a mi hijo en casa de su novia me demoraba un tantico extra, hablando con la mamá de la niña o algunos amigos de ellos. Sonaba el teléfono y me decía que estaba perdiendo el tiempo, que me fuera a casa porque El estaba trabajando. Control, control eso se llama control.

Si ya sé lo que están pensando “reacciona mujer”. Sin embargo, eso me parecía extenuante pero “normal”, no tenía puntos de referencia. Con el tiempo empecé a sentirme abusada emocionalmente e intimidada, vivía realmente alterada. ¿Preguntar a quién? Llegué a sentirme avergonzada a causa de esta conducta y hasta me mostré culpable porque El siempre estaba trabajando y de allí su comportamiento.

¿Ventilar a mi familia y amigos la realidad de mí día a día? Pero, si eso eran aparentes tonterías. Mi situación no era tan espinosa (total, no habían golpes) eran solo ideas mías.



El negar mi situación, el crear excusas para el abusador o culparme por su conducta, el pretender que la situación no era tan grave son los mecanismos de defensa más utilizados por una víctima para poder sobrevivir a un control absoluto de la persona, no tienes libertad para nada.

Nos seguimos leyendo en la red.

2 comentarios :

  1. Hola Belkis gracias por tu visita me ha gustado tu visita y me alegra saber que te ha gustado lo que has encontrado en mi blog.

    A mi también me ha gustado el tuyo y seguiré pasando a leerte.

    En cuanto a este post comentarte que lo mejor es que te hallas dado cuenta, y que espero y deseo que tengas el control de tu vida.


    Un saludo.

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  2. Gracias Bego, que sorpresa tan agradable tenerte por aqui. Increiblemente una se va abriendo al mundo y conoce gente bella que conecta casi de inmediato. Y si, tengo el control de mi vida, ha sido un trabajo gota a gota... Carinos, Bego.

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